lunes, 20 de mayo de 2013

DANZANDO


GENTE FELIZ BAILANDO EN EL PLANETA TIERRA, Happy People Dancing on Plane


 “Mi mensaje central es que todo ser humano está obligado,
en la medida de sus posibilidades,
a demostrar a sus semejantes que estar vivo es
una experiencia maravillosa”

Match Hunter Adams.

(Creador de la risoterapia)

 Para el ser humano la danza ha sido desde el principio de los tiempos un modo de comunicación con los “espíritus”, una manera de sincronizarse con la energía universal, de conectar con nuestro mundo interno incluida su parte divina que constituye nuestro poder personal.  

la sociedad actual y sus exigencias propicia que vivamos desconectados de nuestro cuerpo y entreguemos nuestro poder a la cabeza, a lo mental  que nos vuelve presos de nuestros egos, lo cual precisa de una gran cantidad de energía ya que la mente intenta “ tener todo bajo control”.
Todos y cada uno de los seres de este planeta  tenemos el don de movernos según nos dicta la música de nuestra alma y todo don ha de ser usado. Si observamos a un animal sano moverse nos damos cuenta de que para él es un disfrute, hay alegría en sus movimientos, la energía se despierta y se despliega y esto trae consigo un sentido del propio poder.
 El cuerpo es el templo de nuestro alma, es un don preciado, nuestro vehículo en este mundo y el receptáculo de nuestro Ser. Un cuerpo que se libera de sus lastres y que accede al movimiento auténtico, al movimiento que le pertenece por derecho de nacimiento, realiza siempre una bella danza y es siempre apreciado como algo de gran belleza pues lo que se adivina al verlo danzar es el alma que lo habita y que se expresa a través de él. Esto es lo que nos cautiva de la danza, el danzante está en comunión con Dios, con la Fuente, con el Ser o como quiera cada uno denominar a la parte más auténtica de cada persona, la parte que es más real.

El lenguaje de la danza no es un leguaje que pase por el intelecto, nace directamente en el corazón y esto es lo que convierte a la danza en un medio valioso para conectar con nosotros mismos sin que la “mente pequeña” nos boicotee con críticas, propias o ajenas; con juicios sin sentido y demás armamento pesado.

Cuando uno conecta con su cuerpo y con la música o cualquier sonido que nos mueva, se produce una experiencia de gozo, de alegría, de libertad, la danza tiene un efecto, no solo lúdico sino  catártico y terapéutico sin ninguna duda.
Existen diferentes danzas a lo largo de todo el mundo y en todas podemos encontrar movimientos parecidos , como si de una memoria única se tratara, y hubiera quedado en cada célula de nuestra alma y nuestro cuerpo para recordarnos de que estamos hechos y sobretodo que hemos venido a este plano a aprender pero también a disfrutar, ser felices
Teresa Delgado © 2012


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