miércoles, 28 de agosto de 2013

MIJO





Me gusta observar la lúdica algarabía de los granos de mijo al son de la ebullición, esa danza bulliciosa y circular con el agua y con la vida, si supiera como es, esta imagen me recordaría a la danza de los átomos o la de los planetas  observada desde un rincón del universo  con el tiempo de todos, el único tiempo…
Pero lo que más me gusta es la sensación de juego, de prisa y de risa, lo que me evocan como grano diminuto y en interacción con el conjunto, dejándose mecer por el agua…y al bajar la ebullición el asentamiento, el sosiego, la calma y el sentido del juego.
En la fotografía:
Ensalada de Mijo (Así lo preparo yo)
Ingredientes:
1 tazón de mijo
1 cucharada de aceite de oliva
Agua (tres partes de agua por una de cereal)
Una cucharada de salsa de soja (Tamari)
Queso fresco
Tomates
Uvas pasas sin semilla
Perejil
Menta o hierbabuena
Zumo de limón
Salmarina
Tostar el mijo en un recipiente sin nada hasta que esté doradito, añade una pizca de sal marina.
Una vez tostado añade tres partes de agua por una de cereal. Esperamos ebullición y bajamos el fuego, añade una cucharada de tamari (salsa de soja) y espera a que se evapore toda el agua. Dejamos enfriar.
Preparamos en un bol
-          Tomate troceadito pequeño
-          Aceitunas negras troceaditas pequeñas
-         Perejil bien picadito
-          Dos hojitas de menta o hierbabuena bien picadita
-          Queso fresco troceadito pequeño ( al gusto)
-          Un montoncito de uvas pasas sin semillas
Mezclamos bien todo y le añadimos el aceite, la sal y el limón.
Poner en la nevera y servir frío.



El mijo es un cereal sin gluten, por lo que resulta fácilmente digerible y con un significativo aporte de hidratos de carbono, (aporte energético) fibra, magnesio, vitamina B, vitamina B9, fósforo, vitamina B6, vitamina B2, ácidos grasos poliinsaturados, hierro, zinc y vitamina B3. El resto de nutrientes presentes en este alimento, ordenados por relevancia de su presencia, son: proteínas, potasio, grasa, vitamina E, yodo, ácidos grasos monoinsaturados, selenio, ácidos grasos saturados, agua, calcio y sodio.
El mijo, por su contenido en fibra, ayuda a que se den en el organismo las condiciones favorables para la eliminación de determinadas sustancias nocivas como colesterol o ciertas sales biliares, y colabora en la dismunición de glucosa y ácidos grasos en la sangre. Por este motivo, los alimentos ricos en fibra se antojan indispensables en una dieta excesivamente rica en carbohidratos, proteínas o grasas. Además, colaboran en la eliminación de agentes cancerígenos.
Al tratarse de un alimento rico en magnesio, contribuye a mejorar tanto el tono muscular como el neuronal, favoreciendo la transmisión de los impulsos nerviosos, y la contracción y relajación de los músculos. La presencia de magnesio, hace además, que el mijo sea eficaz en el reforzamiento del sistema óseo y la dentadura, y muy conveniente para el sistema cardiovascular, ayudando a mantener estable el ritmo cardíaco y la presión arterial, protegiendo las paredes de los vasos sanguíneos y actuando como vasodilatador, evitando de esta manera la formación de coágulos. Además, con el magnesio, se aumenta la producción de glóbulos blancos para beneficio del sistema inmunitario. Se estima que alrededor del 60% del magnesio que asimilamos se asienta en huesos y dientes, el 28% en órganos y músculos, y el 2% restante en líquidos corporales.
El mijo constituye un alimento con un significativo aporte de vitamina B1, por lo que participará en la producción energética colaborando en el metabolismo de los carbohidratos. La vitamina B1 -o tiamina- juega además un papel esencial en la absorción de glucosa por parte de cerebro y sistema nervioso, por lo que la deficiencia de este nutriente puede derivar en cansancio, poca actividad mental, falta de coordinación, depresión, etc. Otras funciones como el crecimiento y mantenimiento de la piel o el sentido de la vista, dependen en buena medida de los niveles de esta vitamina en el organismo.
Gracias al contenido de vitamina B9, el mijo contribuye a la formación de células sanguíneas y glóbulos rojos, ayudando a prevenir la anemia y a mantener sana la piel. Además de ser indispensable para la correcta división y crecimiento celular -fundamental durante el embarazo y la infancia-, la vitamina B9 -o ácido fólico- interviene en el metabolismo de proteínas, ADN y ARN, reduciendo el riesgo de aparición de deficiencias en el tubo neural del feto (estructura que dará lugar al sistema nervioso central). Esta vitamina además, disminuye la posibilidad de presentar enfermedades cardiovasculares, previene algunos tipos de cáncer como la leucemia, estimula la formación de ácidos digestivos y ayuda a mejorar el apetito.
Debido al aporte de fósforo, el mijo contribuye a la mejora de determinadas funciones de nuestro organismo como la formación y desarrollo de huesos y dientes, la secreción de leche materna, la división y metabolismo celular o la formación de tejidos musculares. La presencia de fósforo (en forma de fosfolípidos) en las membranas celulares del cerebro es fundamental, favoreciendo la comunicación entre sus células, mejorando de esta manera el rendimiento intelectual y la memoria.
Por tratarse de un alimento con un importante aporte de vitamina B6, el mijo favorece la formación de glóbulos rojos, células sanguíneas y hormonas, interviene en la síntesis de carbohidratos, proteínas y grasas, y colabora en el mantenimiento de los sistemas nervioso e inmune en perfecto estado, participando indirectamente en la producción de anticuerpos. La vitamina B6 -o piridoxina- reduce además los niveles de estrógeno, aliviando así los síntomas previos a la menstruación además de estabilizar los niveles de azúcar en sangre durante el embarazo. También evita la formación de piedras o cálculos de oxalato de calcio en el riñón.
El mijo constituye una fuente natural de vitamina B2 -o riboflavina-, lo que favorece la actividad oxigenadora intercelular, mejorando el estado de las células del sistema nervioso y colaborando en la regeneración de tejidos como piel, cabello, uñas y mucosas, y de forma especial en la integridad de la córnea, contribuyendo de esta manera a mejorar la salud visual. Esta vitamina interviene además en la transformación de los alimentos en energía, y complementa a la vitamina E en su actividad antioxidante, y a las vitaminas B3 y B6 en la producción de glóbulos rojos, ayudando a mantener el sistema inmune en buen estado.
El contenido de ácidos grasos convierten al mijo en una fuente de energía que ayudará a regular la temperatura corporal, a envolver y proteger órganos vitales como el corazón y los riñones, y a transportar las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) facilitando así su absorción. La grasa resulta imprescindible para la formación de determinadas hormonas y suministra ácidos grasos esenciales que el organismo no puede sintetizar y que ha de obtener necesariamente de la alimentación diaria. A pesar de ello, conviene controlar la ingesta de alimentos ricos en grasa puesto que el cuerpo almacena la que no necesita, lo que ocasiona incrementos de peso indeseados y subidas de los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre.
Por ser un alimento rico en hierro (necesario para la síntesis de hemoglobina), el mijo colabora en la renovación de las células sanguíneas, posibilitando el transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los diferentes órganos, como los músculos, el hígado, el corazón o el cerebro, siendo el hierro indispensable en determinadas funciones de este último, como la capacidad de aprendizaje. El hierro también incrementa la resistencia ante enfermedades reforzando las defensas frente a los microorganismos, previene estados de fatiga o anemia, y sin él no podrían funcionar el sistema nervioso central, el control de la temperatura corporal o la glándula tiroides, siendo además saludable para la piel, el cabello y las uñas. Este alimento resulta muy beneficioso para el organismo en situaciones de carencia de hierro, ya sean como consecuencia de hábitos alimenticios inadecuados, durante la menstruación o el embarazo, o tras accidentes u operaciones médicas donde se ha perdido sangre.
El mijo, gracias a su contenido en Zinc, resulta muy beneficioso en el proceso de formación de los huesos, así como en el desarrollo de los órganos reproductivos, favoreciendo el funcionamiento de la glándula prostática. El zinc, además de ser un poderoso antioxidante natural, favorece la absorción de vitamina A y la síntesis de proteínas como el colágeno, colabora en el adecuado crecimiento durante el embarazo, niñez y adolescencia, y ayuda al mantenimiento de los sentidos de la vista, el gusto y el olfato. Además de en los huesos, está presente en diferentes tejidos de nuestro organismo como músculos, testículos, cabellos, uñas y revestimientos oculares.
Por su aporte de vitamina B3 -o niacina- el mijo interviene en el proceso de transformación de energía a partir de hidratos de carbono, proteínas y grasas, y contribuye a relajar los vasos sanguíneos dotándoles de elasticidad, a estabilizar los niveles de glucosa y ácidos grasos en la sangre, y a reducir el colesterol secretado por el hígado. Junto con otras vitaminas del complejo B, la niacina ayuda a mantener sanas piel y mucosas digestivas, además de colaborar en el buen estado del sistema nervioso.
¡Vamos un regalito!
Y además está bueno.

Teresa Delgado © 2013

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1 comentario:

  1. ¡Qué rico! Me encanta la receta y tus palabras. Entra por los ojos y por el alma.

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